martes, 10 de enero de 2012

EL 15 DE SEPTIEMBRE: UNA EXPERIENCIA NARRADA

*Belbl Angel Angeles Reyes


Para Tona y Yunuén,
En el bicentenario de la libertad de México…

Hace tiempo, cuando era niño desconocía de la importancia de la historia de México, nuestro país, el 15 de septiembre era muy bonito por toda la fiesta que se realizaba en mi pueblo y porque en ella participaba, en los bailables o cantando música mexicana con todos mis primos que integraban una estudiantina.
No imaginaba la verdadera trascendencia de la celebración de independencia. Hasta que en una de esas celebraciones viví una experiencia que realmente me dejó un gran aprendizaje.
Los jóvenes de esa época acostumbraban a realizar por la noche, después de que el presidente municipal daba el grito, todo tipo de arbitrariedades con el cobijo, decían ellos, de ser noche libre, donde todo se vale.
Era la primera vez que no participaba en el festival y también la primera que me salía con mis amigos a intentar manifestar dicha libertad, para continuar con la tradición de los jóvenes. En la búsqueda de cómo manifestar nuestra “libertad”, lo primero que se nos ocurrió fue romper vidrios en las casas, y no encontramos mejor oportunidad que en la casa de la familia Velázquez,  tenían una bonita terraza cubierta de grandes vidrieras. Cuando llegamos a ella todos llevábamos piedras suficientes, listos para nuestra fechoría y en el preciso momento de cometerla, se escuchó la voz del señor Toño Meza, quien se encontraba en la parte superior de su casa,  ubicada en contra esquina a la casa víctima de nuestras malas intenciones, y ya con cierta elucubración que nuestras  palabras, movimientos y actitudes le producían; con voz firme e inquisitiva dijo -No puede ser posible que ustedes tan pequeñitos se comporten de tan mal manera, en este día tan especial para todos los mexicanos. Experimenté cómo una sensación de calor invadía todo mi cuerpo, y mi corazón latió más de prisa, bajé la cabeza en actitud de estar siendo regañado y continué escuchando su perorata, -la libertad que a costa de sus vidas, nuestros héroes pelearon para nosotros. Y ustedes no la entienden. -Y ese quién es para venir a cuestionar nuestra libertad de hacer lo que nos plazca, pensaba en mis adentros. -Que equivocados están niños, continuó diciendo, al tiempo en que mi conciencia abría las puertas a la razón de aquél atrevido señor  -no se dan cuenta que para estar a la altura de esta celebración debemos honrar a nuestros héroes, con nuestros actos y con nuestros valores, sabía que tenía razón, pero ¿por qué entonces los jóvenes lo hacían y nadie les reprendía? -Ya verán sus padres, los voy a acusar. Corrimos por el miedo a don Toño Meza, cada uno se fue para su casa y nunca volvimos a hablar del tema, pero muy dentro de nuestra conciencia, esa experiencia nos dejó grandes aprendizajes y nos llevó a construir un gran respeto por esas celebraciones. Yo decidí conocer muy a fondo la gesta heroica del movimiento de independencia así como la vida de cada héroe de esos tiempos; pero lo más importantes es que aprendí a querer a México.
Hoy, en las celebraciones del aniversario de nuestra independencia, tristemente observo como los jóvenes y también los adultos, le faltan el respeto a los símbolos patrios, al momento, a las personas, a su libertad y a su país, envalentonándose y sacando armas de fuego que lastiman a gente inocente; lanzando huevos, harina o cualquier proyectil, solo porque es divertido, incluso mancillando nuestra bandera, o perdiendo el control de su persona por la gran cantidad de alcohol que se ingiere. Qué triste, en ese momento recuerdo a don Toño Meza y pienso ¡por qué no está presente para ayudarnos con su sabiduría a ser verdaderos mexicanos!   
                               


* Docente de la Maestría en educación preescolar de la Escuela Normal de Ixtlahuaca.
Escrito el 2 de septiembre de 2010 para mis hijos.
Este documento también puede ser consultado en: enimagister. blogspot.com